El Observatorio de Impacto organiza el evento «España, país líder de impacto»

Ponencia Ronald Cohen Madrid

El Observatorio de Impacto de Transcendent y Ontier invita a Sir Ronald Cohen, padre de la inversión de impacto, a Madrid para presentar su libro en español «Impacto».

El pasado 4 de octubre de 2023 se celebró en Madrid el eventoEspaña, país líder de impacto: Transformar el capitalismo para lograr el cambio”. Un acto organizado por el Observatorio de Impacto by Transcendent y Ontier que contó con la participación de sir Ronald Cohen, considerado el padre de la economía de impacto, fundador de la gestora de capital riesgo Apax Partners y presidente del Global Steering Group for Impact Investment (GSG), la iniciativa más importante a nivel mundial para impulsar la inversión de impacto.

Filántropo comprometido, inversor de capital riesgo, inversor de private equity, gran innovador social, además de destacado pionero en el impulso de la Revolución del Impacto a nivel mundial, habló de las claves y la oportunidad que supone para las empresas españolas tener una clara estrategia de sostenibilidad, abrazar el impacto y la tecnología para encontrar nuevos mercados y líneas de negocio que generen alto beneficio económico a la vez que un impacto positivo para las personas, tal y como recoge en su último libro presentado en este acto en Madrid en su versión en español “Impacto: Transformar el capitalismo para lograr el cambio”.

Ronald Cohen Libro presentación
Presentación del libro en española «Impacto: Transformar el capitalismo para lograr el cambio»

Ante más de 300 líderes del sector público y privado, emprendedores y tercer sector, del vicepresidente de la CEOE, Iñigo Fernández de Mesa, el director general de CaixaBank AM y presidente de SpainNAB, Juan Bernal, el vicepresidente del Observatorio de Impacto y presidente de Ontier, Pedro Rodero, y la presidenta del Observatorio de Impacto y socia de Transcendent, María Herrero, que “la Revolución de Impacto está guiando a consumidores, emprendedores, inversores, empresas, filántropos y Gobiernos a crear un impacto tangible y medible. Para transformar completamente nuestro modelo económico, el trinomio riesgo-rentabilidad-impacto debe convertirse en el epicentro de nuestra toma de decisiones”. 

La incorporación del impacto en el centro de la estrategia empresarial requiere un proceso de transformación hacia un nuevo nivel en el que las empresas incorporen a sus decisiones estratégicas el impacto que generan, midiendo y gestionando el efecto que causan en sus grupos de interés.  

Como explicó Cohen, “cuando observamos el mundo a través de una lente de impacto, descubrimos oportunidades de mayor crecimiento y rentabilidad que, de otro modo, nos habrían pasado desapercibidas. En resumen, hacer el bien puede ser un gran negocio”.

“La Revolución de Impacto está guiando a consumidores, emprendedores, inversores, empresas, filántropos y Gobiernos a crear un impacto tangible y medible”. De hecho, a día de hoy cada vez más empresas que, manejando la sostenibilidad como un elemento estratégico de gestión, tienen en su hoja de ruta evolucionar su modelo de negocio hacia el impacto. “Debemos transformar nuestro modelo económico para que, en vez de causar problemas, generemos soluciones”, dijo Cohen.

Generar más rentabilidad desde el impacto

Este cambio de modelo se refleja en un mayor reconocimiento de las empresas que cumplen con los criterios ESG, impulsan la creación de valor de largo plazo y priorizan actividades económicas que optimizan el impacto social y ambiental positivo, en lugar del mero retorno financiero en el corto plazo.

Por todo ello, el volumen de la inversión de impacto ha crecido de manera exponencial, llegando a movilizar en los últimos años 1.000 millones de euros en inversión de impacto y 40.000 millones en inversión ESG.

Se puede cambar el capitalismo actual, basado únicamente en el beneficio económico, por un capitalismo que esté enfocado en el beneficio económico y el impacto social por igual, redirigiendo grandes flujos de capital para mejorar el mundo, explica el autor y reputado empresario.

“Ha llegado el momento de que alcemos nuestras voces, de que generemos impacto a través de nuestras decisiones. Desde cómo trabajamos, compramos e invertimos, hasta cómo logramos influir en nuestros Gobiernos”, ha explicado sir Ronald Cohen. 

Este encuentro, el segundo que organiza el Observatorio de Impacto este año, pretende impulsar el impacto que las empresas son capaces de generar basándose en un modelo económico centrado no solo en minimizar el daño, sino en generar un impacto positivo.

El evento cierra un año clave para España, tras su comienzo con el Impact Week a mediados de junio en Madrid, y como sede del Congreso Anual del GSG en Málaga que tuvo lugar a principios de octubre.

Medición del Impacto Empresarial como herramienta de gestión

La medición del impacto

Las empresas son actores clave en la sociedad actual. Muchos de los grandes avances del mundo han venido de la mano del sector privado. Michael Porter, en su estudio sobre shared value, muestra muchos ejemplos de cómo las empresas han impulsado el desarrollo social.

El primer programa a gran escala para diagnosticar y tratar el VIH fue implantado por una compañía angloamericana para proteger a sus trabajadores en Sudáfrica, según Mark R. Kramer y Marc W. Pfitzer en su artículo El ecosistema del valor compartido publicado en Harvard Business Review. MasterCard es otro gran ejemplo, al haber conseguido implantar la banca en el móvil facilitando el acceso a servicios financieros a 200 millones de personas en el mundo. Y el caso más reciente que tenemos ha sido la vacuna contra la COVID, que ha sido desarrollada y distribuida gracias, en gran parte, a los esfuerzos de la industria farmacéutica. 

En Transcendent entendemos que las empresas son agentes de cambio y que, aquéllas que consigan posicionarse en la zona entre el valor para el negocio y el valor para la sociedad, son las que conseguirán una ventaja competitiva. 

Ser agente de cambio quiere decir jugar un papel clave en la transformación de la sociedad, impulsando un crecimiento económico, social y medioambiental sostenible. Para ello es imprescindible conocer los impactos que genera la empresa en la sociedad, gestionarlos y medirlos para, como fin último, maximizar los positivos y minimizar los negativos. 

Para poder conocer, gestionar y medir los impactos necesitamos información. La información, las métricas y los datos son la base de toda decisión empresarial. Es impensable que una compañía acometa una inversión sin haber hecho antes un análisis financiero, o que lance un nuevo producto al mercado sin entender las necesidades de los consumidores. 

La mayoría de las empresas conocen, de una manera intuitiva, los impactos que generan en el medioambiente y en la sociedad. No obstante, todavía son muy pocas las que apuestan por cuantificarlos. En cualquier caso, antes de comenzar a explorar la medición de impacto, debemos entender muy bien qué es el impacto empresarial y cómo lo entendemos. 

¿Qué es el impacto empresarial?

El Impacto lo vemos desde una perspectiva de cadena de valor, en la que las compañías tienen una serie de inputs que transforman, a través de actividades, en outputs. Estos outputs son el resultado “tangible” de la actividad empresarial. Por ejemplo, para una empresa de infraestructura que construye carreteras, un ejemplo de input sería la materia prima utilizada para construirla y el output sería la carretera. 

Estos outputs generan “Outcomes” y, más a largo plazo, “Impactos”.  Los outcomes son los cambios específicos que generan los productos o servicios de una empresa en el comportamiento de sus clientes o usuarios, y los impactos, son la atribución de cambios fundamentales, intencionados o no, que ocurren en organizaciones o comunidades a largo plazo.  

Siguiendo con el ejemplo de la empresa de construcción de carreteras, el “outcome” sería facilitar el acceso a la Universidad a jóvenes de una pequeña ciudad, que gracias a la carretera (“output”), pueden llegar más fácilmente a la Universidad. El “impacto” es positivo, y podría ser el incremento en un porcentaje de la tasa de estudiantes con educación superior en el área en el que opera la carretera. 

¿Por qué medir el impacto empresarial?

Cada vez son más stakeholders los que demandan a las empresas tener retornos financieros positivos al mismo tiempo que generar un impacto positivo en la sociedad: 

·       Los inversores favorecen, cada vez más, a empresas comprometidas con la sostenibilidad (inversión ESG, inversión socialmente responsable…). 

·       Los reguladores, entre los que está la Administración española y la Unión Europea, exigen a las empresas publicar los estados de información no financiera. 

·       Los clientes y la sociedad prefieren consumir en empresas con propósito que estén alineadas a sus creencias y valores. 

·       Los empleados prefieren trabajar en empresas socialmente responsables y con respeto por el medioambiente. 

En este contexto, conocer y medir el impacto empresarial es una oportunidad para que las compañías se posicionen, diferencien y pongan el valor el efecto positivo generado en la sociedad de cara a inversores, reguladores, usuarios, accionistas y otros stakeholders. 

La medición del impacto empresarial

Los impactos son difíciles de cuantificar y medir, por eso no existe un consenso global sobre cómo medirlos, evaluarlos y reportarlos. 

Existe una amplia gama de metodologías para medir y gestionar el impacto dependiendo de dónde se busca poner el foco. Destacan entre otras GIIN, BLab, GRI, GSG, la OECD o el WBA. Varias forman parte de Impact Management Project (IMP), organización de la que somos aliados, y también están en el Impact Management Platform de reciente creación.

En Transcendent hemos desarrollado una metodología de medición de impacto basada en el IMP que permite cuantificar los impactos, positivos y negativos, y su posterior seguimiento y monitorización. 

Nuestra experiencia midiendo el impacto de grandes compañías es siempre muy positiva ya que los directivos adquieren información relevante para tomar decisiones con ella. Una tendencia que no para de crecer.   

Parece, por tanto, que la medición de impacto es el camino. Porque cuantificar los impactos permite a las compañías conocer, gestionar y tomar decisiones acordes con el propósito de las empresas, para que éstas puedan ser agente de cambio positivo en la sociedad. ¡Descubre más sobre la medición del impacto en nuestro blog!

Las 23 empresas españolas que lideran el mundo

Empresas españolas del cambio

Lo queramos o no nuestra empresa influye y contribuye de manera positiva (o negativa) a un mundo mejor. Lo queramos o no, nos pueden señalar para formar parte de un club que no hemos elegido estar por la razón justificada o no de que nuestra empresa se considera líder y/o ejemplarizante para las demás por motivos de distinta índole, siguiendo criterios de volumen de facturación o por número de empleados, tal vez por el sector en el que operamos o la comunidad a la que nos dirigimos, por nuestro tipo de producto o base de clientes o tal vez por la importante influencia de nuestra marca… 

Sea como sea, las empresas dejamos nuestra huella en el mundo.  Pero, ¿cuáles son las que dejan una huella para un mundo mejor? Y ¿qué es o cómo definimos un mundo mejor? 

Un mundo mejor lo define Naciones Unidas de forma tal vez simplista, pero acertada sin duda, como aquél en el que el crecimiento económico es sostenible, responsable y respetuoso con el planeta contribuyendo a la mejora de vida de las personas y que no deje a nadie atrás. 

Dicho objetivo está recogido en los de sobra conocidos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que vieron la luz en el año 2015. Por aquel entonces quedaban 15 años que se hacían largos para algunos y cortos para muchos, y que hoy a 9 años vista se nos hacen agobiantemente cortos para los grandes retos de la humanidad reflejados cada día en las noticias que nos llegan: desde un niño que muere en las playas de nuestras costas, hombres y mujeres congelados de frío en la frontera de Polonia y Bielorusia, mujeres sin derecho a trabajar, niñas que no pueden ir al colegio o padres con su hijo a hombros cruzando ríos donde se juegan la vida con la esperanza de un futuro mejor… 

Sólo las empresas pueden liderar el cambio 

De golpe y porrazo, y agravado por la pandemia del coronavirus, las encuestas demuestran que las empresas se perciben como los líderes del cambio y, por tanto, como la esperanza para lograr dichos objetivos.  

Ni gobiernos ni ONGs tienen los recursos para invertir los 90.000 millones de euros que se necesitan para alcanzarlos. Y seamos sinceros no son éstos los que generan el mayor impacto sobre las personas y el planeta. Son las empresas. 

Del mismo golpe y porrazo que llegó el Covid, en el año 2018 se crea el WBA, una entidad sin animo de lucro inspirada en los valores de Naciones Unidas. Si la esperanza de la sociedad está en las empresas son ellas las que se deberían convertir en el motor del cambio y la transformación que necesitamos. Y había que hacer algo. Si ellas son el motor ¿dónde está el combustible para ponerlo en marcha y que lo impulse para llegar en forma y a tiempo a buen puerto?  

The World Benchmarking Alliance (WBA): The Race to the Top

Este combustible es el WBA. El WBA es una fundación que nace en Holanda (país por excelencia pionero y referente en sostenibilidad e impacto) con el apoyo del gobierno holandés y de 20 entidades globales repartidas por todo el mundo dispuestas y unidas en torno a una misión: impulsar la carrera del sector privado hacia los ODS.  

El ranking de las 2000 empresas que lideran el mundo 

El primer hito no era fácil: elegir a las 2000 empresas más influyentes del mundo capaces de contribuir más a los Objetivos del Milenio. Enviar una carta a sus CEOs informando de que iban a formar parte de un Ranking Mundial que el mundo entero, consumidores, inversores, gobiernos, ciudadanos de a pie, conocería los resultados a través de una gran campaña en los medios y redes sociales a nivel mundial y pedir su colaboración en el proceso.  

El segundo hito, resultado de un estudio profundo y riguroso fue identificar los 7 índices o benchmarks, que responden a los 7 elementos transformadores que necesita nuestro sistema para ser responsable y sostenible. La transformación social (derechos humanos y Genero) que afecta a las 2000 empresas, y otros seis elementos o transformaciones donde las empresas podrán ser valoradas en 1 o varios, según la materialidad del impacto que genera su negocio. Estos son: naturaleza y biodiversidad; urbano o ciudades inteligentes; agricultura y nutrición; energía y descarbonización; inclusión digital y financiero. 

Quedaba un tercer hito, que no por ser el último iba a ser más fácil. Generar una hoja de ruta que marcase el camino ofreciendo herramientas y apoyo a las empresas para pasar a la acción. ¿El viaje? transformando y ajustando su modelo de negocio para ser generador de valor económico, social y medioambiental medible y gestionable que contribuya a uno o varios objetivos de desarrollo.  En definitiva, contribuyendo con soluciones innovadoras para que la generación de bienes y servicios de las empresas tuvieran un sentido más profundo que el mero hecho de producirlos, venderlos y consumirlos. 

Benchmarking for a Better World

Ser una empresa del WBA no se elige 

A esas 2000 empresas nadie las preguntó si querían formar parte de este ranking. Por eso, para motivarlas a que colaborasen y se involucraran, el WBA puso a su disposición sus metodologías, herramientas y hojas de ruta para lograr dos objetivos: la Agenda 2030 y una economía neutra en carbono. ¿El incentivo? liderar las primeras posiciones del Ranking Mundial y ser percibidas como la mejor empresa para un mundo mejor. 

Las 23 empresas españolas que lideran el mundo 

Pues bien, de esas 2000 empresas, 23 son españolas. De sobra conocidos por todos, el listado lo conforman Acciona, ACS, CaixaBank, Telefónica, Banco Santander, BBVA, El Corte Inglés, Mercadona, Inditex, Cepsa, Iberdrola, Nueva Pescanova, Indra, Naturgy, Ebro Foods, FCC, Ferrovial, Grupo Logística, Meliá, Renfe, Repsol, Siemens Gamesa y Urbaser.   

Las 23 empresas que lideran el mundo
Las 23 empresas españolas en el ranking del WBA

Y de golpe y porrazo, estas 23 empresas españolas de diferente tamaño, sector y capitalización bursátil…. forman parte de ese club de compañías que lideran el mundo.  Y lideran el mundo porque el WBA, constituido hoy como una alianza de más de 250 entidades a nivel mundial, las ha señalado como las más influyentes, no para decirles lo que tienen que hacer, sino para acompañarlas en el camino, ofreciendo luz y siendo guía en el apasionante viaje que supone lograr y contribuir de manera decisiva a los Objetivos del Milenio creando un mundo que no deje a nadie atrás. 

2023: Fecha de Publicación del primer Ranking Mundial 

La publicación de los índices y el esfuerzo de transformación de las 2000 empresas se harán públicas en el segundo semestre de 2023. Sólo nos quedan meses. Gobiernos, proveedores, inversores, empleados, consumidores y el ciudadano de a pie tendrá la posibilidad de conocer el Ranking Mundial de las empresas más sostenibles y comprometidas con el bien común.  

Para dar a conocer el proyecto del WBA, el Impact Forum -evento de referencia de impacto en España liderado por la Fundación Ship2B – organizó una sesión donde junto con Victoria Márquez-Mees, miembro destacado del patronato del WBA, desvelamos la oportunidad que el WBA supone para las 23 empresas españolas elegidas en el Ranking. 

Nuestro deseo desde Transcendent es que las empresas españolas lideren las primeras posiciones del Ranking. Algunas compañías como Telefónica han logrado estar en la primera posición del ranking en Inclusión Digital. Como aliados y socios del WBA queremos que las 23 empresas españolas lideren el Ranking del WBA, demostrando así su compromiso con la sostenibilidad y los ODS y que muchas otras empresas, al ver su ejemplo, esfuerzo y éxito, sigan su legado. 

Lo queramos o no nuestra empresa influye y contribuye de manera positiva a un mundo mejor…  éste es nuestro propósito y nuestra razón de ser en Transcendent. Ayudar a las empresas a transcender y dejar su huella en la sociedad a la que sirven y ¿por qué no? Liderar el Ranking Mundial de las empresas mas comprometidas con las personas y el planeta. 

Llega el VIII Ship2B Impact Forum

Impact Forum S2B

El VIII S2B Impact Forum, el congreso de referencia de la economía de impacto, se celebrará entre el 24 y el 26 de noviembre para debatir sobre la transformación real, el paso de las ideas a los hechos, los cambios de modelo y las ventajas y dificultades que suponen llevarlos a la práctica. 

La primera jornada girará en torno a las empresas y las startups que se transforman. Se hablará con empresarios y emprendedores que están impulsando el impacto y que se enfrentan a distintos retos a medida que van ganando tamaño.

En esta primera jornada participarán ponentes como Saskia Bruysten, cofundadora y CEO de Yunus Social Business, quien nos explicará su experiencia en la que el modelo impulsado por el impacto puede ser rentable y escalable en una sesión con Maria Angeles León, cofundadora y CEO de Open Value Foundation, u Oscar Pierre, con quien analizaremos las dificultades que puede tener el camino hacia el impacto en una startup como Glovo.

Hacia un nuevo modelo económico sostenible

La segunda jornada del Impact Forum, se centrará en los facilitadores de la transformación, que brindan su apoyo a esas empresas y emprendedores, ya sea a través de la aceleración, la financiación o la regulación.

Esta sesión será inaugurada por Sir Ronald Cohen, padre de la economía de impacto y presidente de Global Steering Group for Impact Investment (GSG). Cohen, que analizará lo que hay que hacer para transformar las empresas y generar un nuevo modelo económico basado en la sostenibilidad.

Adicionalmente, participarán Filipe Almeida (NAB Portugal), Stéphanie Goujon (French Impact) y José Luis Ruiz de Munaín (SpainNAB) para analizar el papel del sector público como facilitador o incluso acelerador este proceso de innovación económica.

Y como hoy más que nunca una narrativa poderosa es vital para construir un futuro con la convicción de que merece la pena trabajar por él, referentes del periodismo constructivo a nivel internacional como Alfredo Casares (Instituto de Periodismo Constructivo), Tina Rosenberg (The New York Times) y Ulrik Haagerup (Constructive Institute) examinarán el papel del periodismo en esta transformación.

Tim Jackson (Center for the Understanding of Sustainable Prosperity) cerrará la jornada con una discusión con sobre la necesidad de “Reshaping capitalism to drive real change”. El capitalismo ha sido el motor de nuestras sociedades modernas, ha aportado innovación y riqueza, pero también ha provocado excesos, como las desigualdades y los daños medioambientales. La cuestión es ¿cómo podemos poner el motor económico y las finanzas al servicio de las personas y del planeta?

Estrategias corporativas de impacto

La última jornada del VIII Congreso Impact Forum reunirá a inversores y CEOs de grandes compañías para compartir ideas sobre la implementación de estrategias de impacto y cambios de modelo de negocio, analizando al mismo tiempo los desafíos que supone esta integración, la implicación de la dirección para hacer posible el cambio y el papel de la inversión como impulsora de esta transformación.

Participarán en este análisis ponentes de la talla de Cliff Prior, del Global Steering Group for Impact Investment (GSG), Bertrand Badré, de Blue like an orange capital, Keimpe Keuning, de LGT Capital Partners, Cristina Marsal, de Sandman. Firoz Ladak, CEO de Edmond de Rothschild Foundations, o María Peña, del ICEX.

Toda la información sobre el Foro de Impacto Ship2B (S2B Impact Forum) puede encontrarse en su página web. ¡Descubre más sobre impacto empresarial en el blog de Transcendent!

Los empresarios familiares reivindican su liderazgo para construir una sociedad mejor

Congreso Nacional Empresa Familiar

Su Majestad el Rey ha inaugurado el XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar que, organizado por el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) con la colaboración de la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar Navarra (Adefan) y el patrocinio de Banco Santander y KPMG, reúne en Pamplona a cerca de 500 empresarios familiares de toda España, bajo el lema “Trabajamos por una sociedad mejor”. 

En el acto de apertura del Congreso han participado también la presidenta de la Comunidad Foral de Navarra, María Chivite, la ministra de Industria, Reyes Maroto, y el presidente del IEF, Marc Puig, quien en su intervención ha reivindicado la labor realizada por las empresas familiares durante la pandemia, ha puesto de manifiesto el compromiso de estas compañías por encabezar la transformación social y económica que debe abordar nuestro país y ha mostrado el orgullo por el trabajo, la perseverancia y el liderazgo que caracteriza el día a día de los empresarios familiares españoles. 

Puig ha recordado que el lema del Congreso, “Trabajamos por una sociedad mejor”, resume en sí mismo la naturaleza de las empresas familiares, que se caracterizan “por compartir una serie de valores esenciales: visión a largo plazo, voluntad de continuidad a través de las generaciones, compromiso con la sociedad y arraigo local”. 

El presidente del IEF ha explicado cómo trabajan las empresas familiares por una sociedad mejor: liderando el esfuerzo de transformación que exige la lucha contra el cambio climático, trabajando desde las propias compañías por la igualdad, la no discriminación y la cohesión social, y creando empleo de calidad. “Nosotros sabemos bien la importancia que el empleo tiene para que la prosperidad llegue a todos. Vamos a esforzarnos en seguir creando empleos de calidad y pedimos que nos permitan hacerlo, que no nos pongan condiciones peores que las de nuestros países vecinos con los que competimos”, ha dicho. 

El presidente del IEF, Marc Puig, ha abogado por una alianza con los poderes públicos que permita a las empresas crecer y consolidarse, al tiempo que ha pedido que no se pongan trabas a dicho crecimiento y que las empresas españolas sigan contando con las mismas condiciones que las del resto de países europeos. Así lo ha manifestado en su discurso de clausura del XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar, que ha reunido en Pamplona durante dos días a cerca de 500 empresarios familiares de toda España.  

Retos sociales y medioambientales

Para Puig, los retos de la economía española son los mismos que los de las empresas familiares: superar la pandemia y adaptarse a las exigencias de un nuevo entorno marcado por la digitalización, el respeto al medio ambiente y el compromiso social. Para abordar esos retos, las empresas necesitan, según él, “mayor productividad y poder competir en igualdad de condiciones con empresas de otros países”. Y en este punto, el crecimiento es fundamental. Está demostrado -ha dicho-, que a tamaño similar en comparación con otros países europeos, “nuestras empresas son perfectamente competitivas. Facilitemos entonces que nuestras empresas puedan crecer”.  

Firma por el compromiso con la sostenibilidad 

Como preámbulo al comienzo del Congreso, los presidentes del Instituto de la Empresa Familiar y de las 18 Asociaciones Territoriales de Empresa Familiar vinculadas firmaron una declaración institucional en la que se da fe del compromiso de las empresas familiares españolas con las mejores prácticas de gestión que favorezcan una sostenibilidad que se ha de entender desde tres ángulos diferentes e inseparables: empresarial, social y medioambiental. 

En el plano empresarial, el compromiso asumido por las empresas familiares a través de esta declaración institucional consiste en gestionar mediante prácticas empresariales y de inversión a largo plazo basadas en criterios éticos, que permitan un crecimiento sostenible y que tomen en consideración los intereses de trabajadores, clientes, proveedores, accionistas, instituciones, administraciones y la sociedad en su conjunto.  

El compromiso social, por su parte, incluye el fomento de la diversidad, la promoción de la igualdad entre los géneros, la inclusión social y la generación de empleo estable y de calidad adecuado a las necesidades de las empresas. Por último, las empresas familiares se comprometen a gestionarse de forma respetuosa con el medioambiente, adoptando las modificaciones que sean necesarias en sus procesos para reducir las emisiones de CO2. 

La revolución del impacto  

La última jornada del Congreso ha contado con la intervención de Paul Polman, ex CEO de Unilever y cofundador de Imagine, que ha explicado a la audiencia que “todos tenemos una responsabilidad sobre la huella que dejamos en este mundo”. 

¿En qué mundo queremos vivir? Esta es la pregunta a la que nos enfrentamos hoy en día. 

congreso nacional empresa familiar
María Herrero, socia de Transcendent, moderó la mesa sobre la economía de impacto.

El capitalismo nos ha servido bien en los últimos 200 años. Sin embargo, las naciones continúan asoladas par la desigualdad económica, los conflictos sociales, las catástrofes naturales, la amenaza del cambio climático y las consecuencias de una pandemia sin precedentes cuyas consecuencias económicas y de salud son todavía impredecibles. 

Los gobiernos no pueden ni tienen los recursos financieros para hacer frente a los grandes retos sociales y medioambientales a los que nos enfrentamos y al impacto negativo que genera la producción de bienes y servicios por parte de las empresas. Tampoco pueden filántropos y ONGs, útiles sin duda, ofrecer una solución viable y escalable. Son las empresas y el capital privado, los motores de la innovación, el cambio y la transformación que cuentan con la capacidad para dirigir su actividad y economica y los flujos de capital hacia el cambio social que generara mayor prosperidad económica y un crecimiento sostenible. 

Así, surge la inversión de impacto que tiene una clara y medible intención de generar un impacto social y/o medioambiental a la vez que una rentabilidad económica. 

Bajo la ecuación riesgo-retorno-impacto la inversión de impacto se persigue una triple rentabilidad: económica social y medioambiental. No se trata de filantropía ni de donaciones a fondo perdido, sino de inversiones que buscan un retorno de capital a la vez que contribuyen a la búsqueda de soluciones a los grandes retos de la humanidad como el hambre, el analfabetismo, los problemas de salud, la falta de acceso a agua potable y electricidad, la desigualdad de género, desempleo, la falta de vivienda, la migración y la destrucción del medio ambiente entre otros. Como ha explicado María Herrero, socia de Transcendent, es darle sentido a nuestras inversiones. Porque “¿qué hace nuestro dinero mientras dormimos?”, ha preguntado a la audiencia.  

Para Sir Ronald Cohen, presidente del Global Steering Group for Impact Investment, “este momento requiere una revolución. Debemos convertir el impacto en el foco de nuestra conciencia. En lugar de depender de los gobiernos y la filantropía para lograr una mejora social, debemos introducir una tercera fuerza para acelerar el ritmo del cambio: el sector privado… ésta es la nueva economía de impacto, todos y cada uno de nosotros tenemos un papel que desempeñar en ella”. 

La revolución del Impacto, con sir Ronald Cohen, presidente del GSG

De todo ello han hablado Ainoha Grandes (presidenta de la Fundación SHIP2B), Teresa Guardans (cofundadora de Oryx Impact), María Herrero (socia de Transcendent) y Alejandra Mitjans (directora de Ashoka España).  

La vinculación de las personas con sus empresas  

En el transcurso de la sesión Gerardo Iracheta, presidente de Sigma Dos, ha presentado una encuesta en la que se analiza la imagen social de la empresa familiar. El estudio recoge una serie de conclusiones dignas de destacar. Por ejemplo, que existe una fuerte vinculación de las personas con sus empresas: el 83% de los ciudadanos asegura que su empresa tiene mucha importancia en su vida; y más del 65% considera que en su empresa puede desarrollar su talento y crecer como persona.  

El 62% de los encuestados consideran que la labor de las empresas está siendo útil para paliar la crisis provocada por la pandemia y el 90% afirma que las empresas deben jugar un papel relevante en la reconstrucción de la economía. En este sentido, el 82% afirma específicamente que su empresa tomó las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de sus empleados.  

La inmensa mayoría de los encuestados afirma que no tuvo problemas durante el confinamiento con los suministros dependientes de las empresas privadas (como energía, internet, alimentación, etc.) ni con el cobro de sus nóminas. Por el contrario, la mayoría -entre el 58% y el 75% según los casos- manifiesta haber tenido problemas para realizar gestiones con servicios públicos diversos (centro de salud, ERTES, Sepes, gestiones varias). El 63,7% ha tenido problemas para cobrar prestaciones. 

En la valoración del desempeño durante la pandemia, la Administración saca un aprobado raspado (5,16 puntos sobre 10, suspendiendo en varios segmentos de edad y de intención de voto); las grandes empresas obtienen un bien (6,30, aprobando en todos los segmentos de edad y de voto), mientras que las pymes obtienen un notable (7,39 y aprueban en todos los segmentos).  

La burbuja ESG

Burbuja ESG naturaleza

Sin duda la inversión sostenible es una palanca clave para impulsar el cambio de paradigma empresarial. No obstante, cada vez es más importante disponer de transparencia para que dichos flujos de inversión vayan destinados verdaderamente a activos sostenibles. En esta línea creemos que la taxonomía europea traerá claridad y permitirá a los inversores focalizar sus esfuerzos en aquellas inversiones que verdaderamente abordan problemas sociales y medioambientales. 

Compartimos con vosotros el artículo escrito por Kenneth P. Tucker donde habla de manera muy gráfica sobre esta burbuja ESG y la importancia de la alineación entre los flujos de inversión, el compromiso de las empresas, junto con la acción ciudadana y una política gubernamental más urgente y agresiva para cambiar la mentalidad y las reglas del sistema.

Artículo «Una fantasía de un trillón de dólares», por Kenneth P. Tucker

El Observatorio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica en Mauna Loa, Hawai, informó que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera habían alcanzado las 419 partes por millón, los niveles más altos registrados en más de 4 millones de años.

Ese mismo día, BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo, anunció otro hito: había recaudado 1.250 millones de dólares para su fondo de inversión para la transición de carbono de Estados Unidos. El fondo negociado en Bolsa más grande de la historia. El fondo es un reflejo de lo que el CEO de BlackRock, Larry Fink, comunica a sus clientes: “no vemos a la empresa a como un observador pasivo» cuando se trata de combatir el cambio climático.

Ver al gestor de activos más grande del mundo actuar como un agente social y ambiental debería ser motivo de optimismo. En cambio, representa una especie de juego de Kabuki en cinco actos, según Kenneth P. Pucker.

Acto I: Las empresas se dan cuenta de su responsabilidad de abordar los crecientes desafíos sociales y ambientales.

Acto II: La clase académica empieza a investigar sobre el tema.

Acto III: Las agencias de calificación, los consultores y otras instituciones financieras se apresuran a crear productos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), destacando la oportunidad que supone para que las empresas y los inversores obtengan un desempeño financiero superior y un impacto social y ambiental. Un círculo en el que todos ganan.

Acto IV: Los inversores reconocen lentamente que la inversión ESG, como se practica actualmente, probablemente no conducirá a un rendimiento financiero mayor y, en su mayoría, no se preocupa por el impacto planeta.

Acto V: Despertar a las oportunidades y los límites de la inversión para abordar los crecientes desafíos sociales y ambientales.

¿Dónde estamos ahora mismo? Nos encontramos en el intermedio después del tercer acto. A medida que la inversión ESG se ha acelerado, el planeta ha experimentado las dos décadas más cálidas registradas, la Antártida se ha derretido, la desigualdad de ingresos en Estados Unidos se ha disparado y las especies han estado desapareciendo a un ritmo nunca antes visto durante milenios. El Dow Jones Industrial está alcanzando nuevos máximos y los gestores de activos están cobrando altas comisiones para supervisar una nueva categoría de inversión cada vez más popular: la inversión ESG.

Esto es lo que está mal. Los inversores finalmente se están tomando en serio la inversión ESG. Pero, como se practica actualmente, la mayoría de las inversiones ESG tienen poco o ningún impacto social o ambiental.

Las empresas despiertan

Timberland, una empresa de calzado y ropa que por entonces valía miles de millones de dólares estaba a la vanguardia de una cohorte de empresas comprometidas con la sociedad y el medio ambiente. La compañía amplió uno de los primeros informes de responsabilidad social corporativa (RSC) en 2002, pagó a los empleados por 40 horas de servicio comunitario e instaló energía renovable en su centro de distribución y sede corporativa. Timberland creía que las empresas tenían un papel que desempeñar para abordar los crecientes desafíos sociales y ambientales.

A pesar de los esfuerzos incipientes de Timberland, en ese momento la corriente predominante en los negocios, en el mundo académico y en Wall Street era que la Responsabilidad Social Empresarial era, en el mejor de los casos, una distracción. 

Sin inmutarse, los primeros practicantes de la Sostenibilidad Empresarial recibieron el apoyo de un creciente grupo de ONG y consultores deseosos de ayudar a las empresas a definir e informar sobre su impacto social y ambiental.

En 1997, se formó la Global Reporting Initiative (GRI) con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para crear el primer marco integral de informes de sostenibilidad. “A principios de la década de 2000, existía la creencia de que la divulgación de la sostenibilidad era el ingrediente que faltaba”, dice Ralph Thurm, ex director de operaciones de GRI. «Los datos permitirían a los consumidores e inversores presionar a las empresas para que se volvieran más sostenibles, brindando beneficios a las personas y al planeta».

Con el tiempo, la visión de Wall Street de lo social y medioambiental pasó de la enemistad a la indiferencia. 

Arrancan las investigaciones 

Un estudio de 2012 comenzó a cambiar el sentimiento de los inversores. Este estudio colaborativo entre académicos de las escuelas de negocios de Harvard y Londres examinó 90 empresas «gemelas», cada una en la misma industria (por ejemplo, Walmart y Kmart Corp.), una clasificada como «alta sostenibilidad» y la otra como «baja sostenibilidad». 

Durante los primeros seis años, los movimientos del precio de las acciones de las empresas de alta y baja sostenibilidad fueron casi idénticos. Sin embargo, cuando se comparan durante un período de 18 años, los autores descubrieron que las empresas de alta sostenibilidad superaron a las de baja sostenibilidad en un promedio de 480 puntos básicos.

Cómo la investigación fomentó un bombardeo de marketing

Armado con estos estudios, el motor de ventas de Wall Street se puso en marcha. Goldman Sachs y BlackRock realizaron adquisiciones y nuevas contrataciones para respaldar el lanzamiento de nuevos productos de inversión ESG, y la investigación de Morgan Stanley y otras empresas «ayudó a disipar las preocupaciones de que los inversores tienen que sacrificar los rendimientos para hacer el bien», como escribió The Wall Street Journal en 2016. Las empresas de inversión pasaron colectivamente de negar la sostenibilidad a convertirse en feroces defensores de ella.

Es difícil exagerar el cambio en los flujos de fondos que generó esta narrativa de beneficio mutuo. Hace apenas cinco años, el término inversión ESG todavía era bastante nuevo. Ahora, según la Global Sustainable Investment Alliance (GSIA), uno de cada tres dólares invertidos a nivel mundial se invierte en activos ESG. En los últimos dos años, las aportaciones a los fondos ESG han sido casi el doble de las del resto de acciones.

El tamaño desconocido del mercado es una señal de advertencia

No existe una definición común o un marco legal para los activos ESG. Según Financial Times, «ESG es, en muchos sentidos, el sueño de marketing de un banco, precisamente porque está tan vagamente definido».

Sin barreras de seguridad, los administradores de activos pueden construir carteras con la marca ESG de la forma que deseen. 

Los reguladores, particularmente en Europa donde ESG tiene una historia más larga, entienden que esto no puede continuar sin control. En Bruselas, la Unión Europea está trabajando hacia una taxonomía que rija lo que se puede comercializar como un activo sostenible o ESG. 

En Estados Unidos la Comisión de Bolsa y Valores ha creado un grupo de trabajo sobre clima y ESG, y el CFA Institute está redactando un nuevo conjunto de estándares para los gestores de activos. Mientras tanto, el lavado verde en la industria de la gestión de activos continúa sin cesar. 

Las calificaciones y la inversión ESG no están diseñadas para promover el impacto ambiental y social. 

Los informes de sostenibilidad no presentaron desafíos sistémicos. La inversión ESG, como se practica actualmente, tampoco lo hará.

Despertar: existe evidencia de que las finanzas pueden ser una fuente de cambio ambiental positivo

Más allá del juego del ESG, hay buenas noticias. La presión de los inversores y los ciudadanos ha llevado a más de 1.000 empresas a comprometerse con objetivos basados ​​en la ciencia para ofrecer resultados medioambientales para proteger el planeta. Tanto las empresas como los países han acelerado recientemente sus compromisos con los objetivos de cero emisiones netas de carbono. Japón y la UE se han comprometido a convertirse en cero emisiones netas para 2050 y China para 2060. 

Al mismo tiempo, las reducciones drásticas en los precios de la energía renovable y las baterías hacen que sea antieconómico agregar nueva capacidad de combustibles fósiles en la mayor parte del mundo. El apoyo del gobierno a tecnologías como la energía del hidrógeno, la agricultura regenerativa y el reciclaje de plásticos, y una urgencia más ampliamente compartida de abordar la disrupción ambiental, está impulsando el flujo de capital hacia soluciones tecnológicas climáticas como baterías y cemento y acero limpios. Esto está produciendo soluciones emocionantes y transformadoras en campos que incluyen energía renovable, materiales de base biológica y transporte.

Los inversores y los accionistas también están demostrando que las finanzas pueden ser una fuente de impacto social y medioambiental positivo. 

Las tres preguntas que deberían hacerse los inversores ESG

Hasta que estas herramientas se adopten ampliamente, los inversores que busquen un impacto ESG deberían hacer tres preguntas simples a los gestores de activos para determinar la probabilidad de que un fondo esté diseñado para generar resultados ambientales y sociales positivos:

1. ¿Qué porcentaje de su fondo se dedica a soluciones ambientales o sociales?

2. ¿Cómo mide el impacto ambiental y social?

3. ¿Cómo evalúa el desempeño de la gestora de fondos?

Las respuestas a estas preguntas permitirán diferenciar el grano de la paja y distinguir los fondos comercializados por ESG de los fondos comprometidos con ESG.

El sector privado tendrá que ser un socio cada vez más activo y auténtico para abordar los desafíos sociales y ambientales. Sin embargo, los gobiernos y las políticas deben liderar estos desafíos. 

Para hacerlo, se requieren nuevas reglas, incluidos los precios del carbono y el agua que reflejen los costes sociales, mandatos de electricidad limpia, compromisos para retirar los vehículos con motor de combustión interna de las carreteras, impuestos a las corporaciones e individuos que sean justos y exigibles, e incentivos de nuevas soluciones para sectores difíciles de descarbonizar. 

La financiación del Green New Deal de la UE vinculada al progreso medioambiental de cada país es un modelo a imitar, mientras que la reincorporación de Estados Unidos a la comunidad global al asumir compromisos agresivos para electrificar y descarbonizar es una buena noticia. Es así cómo tuvo lugar el estallido de la burbuja ESG.

También lo es la mayor preferencia de los inversores por los activos ESG y los esfuerzos por estandarizar los informes de sostenibilidad y regular la inversión ESG. Dicho esto, no espere que estos cambios aborden adecuadamente los problemas sociales y ambientales. Ese trabajo también debe provenir de la acción ciudadana y de una política gubernamental coordinada más urgente y agresiva para cambiar la mentalidad y las reglas del sistema.

Fuente: Kenneth P. PuckerInstitutional Investor “The trillion dollar fantasy” 

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GSG Global Impact Summit, el evento de referencia de la inversión de impacto

Global Impact Summit

El GSG Global Impact Summit, el evento de inversión de impacto más influyente del mundo, centrado en ofrecer soluciones de impacto para las personas y el planeta, se celebra entre el 6 y el 8 de octubre de 2021. 

Durante los últimos cinco años, este evento se ha convertido en el principal foro para que la comunidad de impacto se reúna, intercambie ideas, establezca relaciones y relance el futuro de la inversión de impacto.  

La movilización de capital para el impacto, el impacto en las economías emergentes; las soluciones verdes y sociales para una transición justa; y la armonización y transparencia del impacto son los grandes temas de debate en este encuentro. 

Más de 200 ponentes expertos y 1.500 participantes de 75 países participan en la cumbre de este año. Referentes del sector del impacto empresarial como Douglas Peterson, presidente y CEO de S&P Global, Gonzalo Gortázar, CEO de CaixaBankHiro Mizuno, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las Finanzas Innovadoras y las Inversiones Sostenibles, Julia Gillard, ex Primera Ministra de Australia y Sir Ronald Cohen, presidente del Grupo Directivo Mundial para la Inversión de Impacto (Global Impact Summit) forman parte de la agenda de este evento internacional sobre la inversión de impacto. 

MESES DECISIVOS PARA EL VIAJE DE LA EMPRESA HACIA EL IMPACTO

Artículo viaje otoño

Ha llegado septiembre. El septiembre más raro que casi todos recordamos. Pero septiembre significa comienzo para la mayoría de nosotros. En medio de la vuelta a la rutina septiembre nos trae comienzos. ¿Qué comienzos nos esperan este año? ¿Se van a producir grandes disrupciones en el mundo de la empresa en este otoño diferente? ¿Cómo nos preparamos?

Estas son algunas de las inercias que ya estamos detectando y que creemos que se van a ir consolidando en los próximos meses:

1. La inversión de impacto aguantará mejor el temporal

Desde el punto de vista financiero, los fondos de inversión de impacto están demostrando un mejor desempeño y mayor resiliencia que el resto de fondos. Esta realidad refuerza la importancia de este tipo de inversiones, convirtiéndose en una palanca para la transformación de todo el sector empresarial.

2. El consumidor está cambiando sus preferencias de consumo

Y ese cambio se está acelerando con la pandemia. Aunque seguirá habiendo grandes inconsistencias en los hábitos de compra del consumidor y permanecerá la dualidad- comodidad/ inmediatez versus sostenibilidad/impacto, la tendencia a demandar productos y servicios más sostenibles se está consolidando con fuerza.  

3. La hoja de ruta europea hacia una economía sostenible

El Pacto Verde Europeo, junto con un mecanismo de Transición Justa que destinará 100.000 millones de euros durante el período 2021-2027 a fin de mitigar el impacto socioeconómico de la transición hacia una economía baja en carbono, impulsará la transformación de la empresa. 

4. La empresa, protagonista en la recuperación

La idea de que la empresa tiene un rol protagonista en la recuperación está cobrando cada vez más fuerza. Ante una situación de incertidumbre económica sin precedentes, muchas empresas se están convirtiendo en el referente para sus empleados, proveedores, clientes, así como para otros grupos de interés.

5. La profesionalización del propósito

Sólo el 7% de los CEOs del Fortune 500 cree que sus compañías deberían “centrarse principalmente en conseguir beneficios y no distraerse con objetivos de tipo social. Y es que aunque el capitalismo ha conseguido catalizar un progreso enorme se ha encontrado con grandes dificultades para hacer frente a asuntos de gran complejidad como el cambio climático o la desigualdad”, según McKinsey y su estudio “Purpose: Shifting from why to how”.  

6. Generación de ingresos en el corto plazo vs largo plazo

El impacto económico del COVID en muchos sectores de actividad exigirá que las acciones de impacto social empresarial que se pongan en marcha estén más focalizadas en la generación de ingresos de forma inmediata en el corto plazo, minimizando los costes. Esto supone huir de las actividades tradicionales de la RSC que en muchos casos actúa como centro de coste hacia acciones con impacto directo en la mejora de la cuenta de resultados.

El mundo hacia el que vamos será sin duda distinto al conocido hasta ahora. Los directivos de las empresas tienen la oportunidad para repensar y reimaginar su propósito y el rol que van a tener sus compañías en el futuro. Pueden continuar con sus líneas tradicionales o explorar nuevos modelos de negocio más adaptados a los nuevos hábitos y preferencias de los consumidores, que sin duda habrán cambiado y que exigirán que el propósito y el impacto social estén en el centro de su actividad.

Todo ello va a impulsar la transformación de la empresa hacia el impacto social empresarial.

¿Quiénes tendrán éxito?

Todo apunta a que tendrán éxito aquellas empresas que consigan incorporar la sostenibilidad y el propósito a nivel estratégico en la organización convirtiéndose en una ventaja competitiva.

Frente al cortoplacismo, rigor y medición

Durante la pandemia, muchas empresas han puesto en marcha acciones para apoyar a sus grupos de interés en función de sus necesidades. Ahora toca poner estructura y rigor para que estos esfuerzos no se queden en un ejercicio cortoplacista y de contingencia y para dotar al sector empresarial de mayor resiliencia en el largo plazo.

También es momento de poner en valor su contribución a la sociedad midiendo el impacto generado y adquiriendo compromisos tangibles en el medio y largo plazo con la sociedad y con el medioambiente.

En cualquier caso, vemos con claridad que lo importante es la consistencia y la coherencia. No es momento del Green Washing. Es el momento de los valores y del propósito. Con mayúsculas. Desde dentro. Desde arriba. En todos los procesos. En cada departamento. En toda la cadena de valor. Implementado profesionalmente y desde el seno de la organización. Para resistir. Para avanzar. Para mejorar. ¡Descubre más en nuestro blog!

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