La fijación de objetivos sociales y medioambientales, una asignatura pendiente

Niña con hoja blanco y negro

El informe “La gestión de los aspectos ESG en las empresas cotizadas” elaborado por Transcendent, que analiza 85 empresas que cotizan en el mercado continuo entre las que se encuentran todas las compañías del IBEX35, constata que sólo el 13% tiene compromisos evaluables de tipo social.

La urgencia por incorporar los aspectos Medioambientales, Sociales y de Gober­nanza (ESG por sus siglas en inglés) está marcando la agenda de los principales órganos de gobierno de las empresas y ha pasado a formar parte de sus prio­ridades estratégicas.

La transformación empre­sarial hacia la sostenibilidad supone un cambio de mentalidad, un verdadero reto desde el punto de vista organizativo y operativo. Su transversalidad requiere alinear a todas las áreas de la compañía.

Para conocer el grado de avance de esta transformación en las compañías lí­deres españolas, hemos decidido llevar a cabo un informe, que se centra sobre todo en tres aspectos:

  • La evolución en la estructura de gobernanza de la sostenibilidad.
  • Cómo el compromiso con los temas ambientales y sociales se traduce en objetivos concretos y medi­bles.
  • La vinculación del logro de dichos objetivos de sos­tenibilidad con la remuneración de los directivos.

Tras el análisis realizado hemos constatado que la velocidad con la que están avanzando las empresas no es la misma, y la di­ferencia entre las compañías del IBEX 35 y el resto de cotizadas es muy palpable.

También hemos identificado que las empresas tienen sobre todo el foco puesto en factores medioambientales, mientras que los aspectos sociales, están mucho menos presentes y, cuando lo están, se centran sobre todo en cuestiones de género y brecha salarial.

Datos del informe «La gestión de los aspectos ESG en las empresas cotizadas», Transcendent

La materialidad como eje para marcar las prioridades

Más allá de su compromiso con el medioambiente y la sociedad en general, un elemento clave que influye en la estrategia de sostenibilidad y que debe marcar la estrategia a la hora de fijar objetivos es la materialidad. Esas prioridades en materia de sostenibilidad variarán de manera significativa en función del sec­tor, de la estrategia de la compañía y también de las ex­pectativas de sus grupos de interés.

Tanto en la definición de la estrategia como de los ob­jetivos, las empresas pueden decidir reducir su im­pacto negativo y/o generar beneficio a sus grupos de interés. Igualmente pueden planificar su contribución a solucionar problemas sociales y medioambientales existentes. Aquellos objetivos dirigidos a beneficiar a grupos de interés o contribuir a soluciones son los que supondrán mayor impacto y una ventaja compe­titiva para la empresa y, por tanto, es donde la empre­sa debería poner el foco.

Aunque actualmente debido a la regulación y a su carác­ter táctico las empresas están centrándose en la fijación de objetivos medioambientales, no deben olvidarse los aspectos sociales que sin duda supondrán el próximo gran hito en sostenibilidad llegando a convertirse, en al­gunos sectores, en un factor verdaderamente diferencial.

La gran dificultad en la fijación de objetivos sociales está en la medición de los mismos, que debe estar ba­sada en estándares internacionales, muchos de ellos aún en desarrollo como es el caso de la Taxonomía So­cial de la UE.

Cuadros de mando para una toma de decisiones acertada

Para una correcta toma de decisiones, los consejeros y directores ejecutivos deben contar con herramientas que les permitan monitorizar y “operacionalizar” la sostenibilidad dentro de la compañía aportando un equi­librio entre visión estratégica y táctica. Una herramienta clave es un cuadro de mando (dashboard) en el que es­tén definidos los objetivos que marquen la dirección de la empresa y que permita determinar el grado de conse­cución de los mismos.

Debido a su naturaleza transversal y a su marcado ca­rácter estratégico, la sostenibilidad requiere de una estructura de gobernanza que respalde la toma de decisiones y se responsabilice por su gestión. Es por ello que se hace necesaria la constitución de órganos de gobierno multidisciplinares que garanticen la inte­gración de la sostenibilidad en el negocio y favorezcan la alineación entre todas las áreas lo que implica, a ni­vel estratégico, velar por el propósito y el desempeño ESG de la compañía y, a un nivel más operativo, faci­litar la coordinación para la consecución de objetivos comunes.

No obstante, el nivel de reporte, las funciones y la dedi­cación (exclusiva o no) de dichos órganos de gobierno dependerán en gran medida del tamaño de la empresa, del sector en el que opera y de cuáles son sus asuntos relevantes en materia de sostenibilidad.

Remuneración ESG e integración de la sostenibilidad en la empresa

Asimismo, otro elemento clave es la integración de la sostenibilidad en la cultura de la empresa. Para ello, será importante dotar tanto al consejo como al resto de empleados de los conocimientos y capacidades ne­cesarias para su puesta en marcha, lo que implicará la organización de actividades de formación y comunica­ción interna.

Por último, pero no por ello menos importante está la remuneración vinculada al desempeño ESG que es una palanca estratégica que fomenta la involucración de los empleados en la toma de decisiones y su participa­ción activa en la consecución de los objetivos comunes.

Según el informe, en las empresas del IBEX, el 54% de las empresas ya tienen retribución variable vinculada a aspectos ESG. Sin embargo, de las empresas analizadas fuera del IBEX apenas el 18% ha incorporado paquetes retributivos específicos vinculados al cumplimiento del desempeño ESG.

La gestión ESG en las empresas cotizadas
Datos del informe «La gestión de los aspectos ESG en las empresas cotizadas», Transcendent

Los paquetes retributivos de la alta dirección vinculados a los objetivos sociales y medioambientales van a acelerar su implementación como parte de la política retributiva de las empresas, tanto a corto como a largo plazo porque hay una tendencia por parte de todos los grupos de interés (consumidores, empresas, empleados, inversores, reguladores e instituciones públicas) en medir y valorar el impacto de las compañías.

Principales conclusiones del informe

  • En materia de sostenibilidad, aunque todas las empresas ponen de manifiesto su compro­miso con las personas y el planeta, sólo el 40% de las compañías analizadas comunica objetivos medioam­bientales concretos y medibles. Este porcentaje des­ciende al 13% en el caso de los objetivos sociales.
  • En cuanto a la retribución vinculada al desempeño ESG el avance es notable en las empresas del IBEX y un 54% de las empresas ya tienen retribución variable vinculada a aspectos ESG.
  • El 68% de empresas del IBEX 35 cuenta con una Comisión de Sostenibilidad (bien específica o compartida con otras funciones), que reporta directamente al Consejo de Administra­ción, mientras que en 2018 esta cifra era tres veces menor (20%). Esta evolución en los últimos 2 años se debe en gran medida a la creciente demanda por parte de los inversores y al incremento de la regulación en estos aspectos, entre ellos la reforma del Código de Buen Gobierno Corporativo de la CNMV.

En definitiva, las empresas que no incorporen la sostenibilidad en el centro de su actividad van a competir en inferioridad con las que sí lo hagan. De poco sirven las declaracio­nes de intención y los compromisos si no hay planes estratégicos con objetivos claros e indicadores de se­guimiento que los respalden.

El nuevo paradigma de empresa requiere un liderazgo valiente y audaz que sepa gestionar este reto como una inmensa oportuni­dad, desafiando los modelos existentes y evolucio­nando sus empresas de la sostenibilidad hacia la ge­neración de impacto.

Del Indicador al Impacto (pasando por la gestión ESG activa)

Esg objetivos empresa

Estamos en temporada alta de EINFs (estados de información no financiera), informes integrados y memorias de sostenibilidad.

En muchos casos las personas responsables de los mismos persiguen a sus compañeros en busca del número, del dato para el informe, con una fecha de entrega rigurosa porque luego hay que verificarlo, y en muchos casos aquí se acaba el ejercicio del año.

Faltará en algunos casos la aprobación por el consejo de administración del informe integrado, un trámite que todavía en muchos casos es eso, un mero trámite, porque no es la parte del informe que se discute con más profundidad. Parte de esta información quizás pase a comunicación (interna o externa) para nutrir una memoria de sostenibilidad cuyo primer objetivo suele ser que quede lucida.

Es verdad que cada vez más empresas ya saben que el EINF importa, que sus inversores lo van a analizar, que los ratings y benchmarks ESG van a buscar y usar la información y, por lo tanto, les empieza a interesar. Es por ello, que conocer cómo podemos llevar a cabo una gestión ESG activa, resulta muy relevante para la empresa.

Pero… ¿y si?

¿Y si el EINF tuviera un hilo argumental uniendo el impacto social y medioambiental con el negocio de una empresa?

¿Y si además de incluir unos cuantos logotipos de los ODS se profundizara en indicadores y medidas relevantes para su sector y se pusiera en valor la contribución de la empresa a la agenda 2030?

¿Y si el EINF fuera el último paso de un ejercicio estratégico de considerar los aspectos materiales como parte de la gestión de la empresa?

¿Qué parámetros hay que medir?

¿Y si en lugar de ir cada uno por su lado utilizáramos todos los mismos parámetros para medir cuestiones comunes? Como explican los grandes referentes del impacto empresarial en el mundo como George Serafeim, sir Ronald Cohen, Colin Mayer o Clara Barby en su artículo Measuring Purpose – An Integrated Framework, convendría identificar los parámetros que las empresas necesitan medir para activar su propósito. Por ejemplo:

  • Inputs: recursos financieros, humanos, sociales, naturales y físicos que una empresa utiliza para llevar a cabo su actividad.
  • Outputs: midiendo lo que produce una compañía.
  • Resultados: los cambios generados por las actividades de una empresa.
  • Impactos: los efectos en el bienestar de otros generados por dicha empresa en clientes, empleados, proveedores, sociedades y medio ambiente.
gestión ESG

Pero este tipo de información no financiera no es lo único ni lo último que podemos hacer. Hay un paso más, que consiste en monetizar dichas métricas.

¿Y por qué monetizar es clave? Porque dichas valoraciones permiten asignar recursos e inversiones. En el contexto del propósito es necesario asignar un valor al capital natural, social y humano utilizado para conseguir dicho propósito. Pero, cuidado, existe el riesgo de no valorar nada que no tenga precio y, por tanto, de no dedicarle inversiones a cuestiones críticas pero que nadie ha evaluado.

Desde Transcendent llevamos tiempo haciendo de la gestión de parámetros no financieros una ventaja competitiva para nuestros clientes, mejorando sus resultados y su posición ante sus grupos de interés.

¿Te interesa?

No dudes en ponerte en contacto con nosotros en gestionactivaESG@transcendent.es si te interesa conocer más información acerca de la gestión ESG. ¡Descubre en qué más podemos ayudarte en Transcendent!